LAS DOS PRIMERAS SEMANAS DEL DESARROLLO HUMANO.



El desarrollo humano comienza en la fecundación (concepción) cuando un oocito (óvulo) de una mujer es fecundado por un espermio (espermatozoide) de un hombre.

La unión de estos gametos (células germinales) durante la fecundación produce un cigoto u óvulo fecundado, éste es el primordio o comienzo de un nuevo ser humano. 



La formación del cigoto normalmente ocurre en la ampolla de la trompa uterina (trompa de Falopio), la parte más alejada y ancha del tubo.

La fecundación in vitro de un oocito en una placa de Petri permite subsanar la infertilidad resultante del bloqueo de las trompa uterinas. 



La fecundación inicia el desarrollo embrionario mediante la estimulación del cigoto para experimentar una serie de divisiones celulares mitóticas llamadas clivaje. Primero, el cigoto se divide en dos células llamadas blastómeros

Estas células primordiales rápidamente se dividen para formar cuatro blastómeros, ocho blastómeros y así sucesivamente. El clivaje normalmente ocurre cuando el cigoto está pasando a través de la trompa uterina hacia el útero. Durante el clivaje los blastómeros cambian su forma y tamaño y se alinean estrechamente unos contra otros para formar una bola compacta de blastómeros conocido como mórula (latín morus, mora). 




La mórula, constituida por un grupo de 12 a 16 blastómeros, se forma alrededor de tres días después de la fecundación, justo antes de entrar en el útero. Poco tiempo después la mórula alcanza el útero, apareciendo espacios que se llenan de fluido entre los blastómeros centrales. 

 Pronto las células se separan en dos partes:



  • Una estrecha capa de célula externas llamada trofoblasto que forma la parte fetal de la placenta.
  • Un grupo de blastómeros que se localizan en el centro y que forman la masa celular interna o embrioblasto, el primordio del embrión.

El conjunto pasa a llamarse blastocisto.


El blastocisto flota libremente en la cavidad uterina durante alrededor de dos días. Mientras está flotando en el útero, el blastocisto se nutre de las secreciones de las glándulas uterinas. Aproximadamente seis días después de la fecundación , el blastocisto se adosa al epitelio endometrial. Cuando ocurre esto, el trofoblasto prolifera para formar dos capas:

  • Un citotrofoblasto interno (trofoblasto celular).
  • Un sincitiotrofoblasto externo (trofoblasto sincitial), prolongaciones en forma de dedos del sincitiotrofoblasto que se introducen a través del epitelio endometrial gracias a la secreción de sustancias que agujerean el tejido endometrial. Al final de la tercera semana, el blastocisto está implantado superficialmente en el endometrio y se nutre y oxigena a partir de los tejidos endometriales maternos.

Entre el día octavo y noveno, la cavidad amniótica aparece como un espacio entre el citotrofoblasto y el embrioblasto. El amnioblasto derivado del citotrofoblasto pronto rodea la cavidad amniótica y forma el amnios

Cuando se forma el saco amniótico, se desarrolla el saco vitelino y en el sincitiotrofoblasto se forman espacios llamados lagunas.

La fusión de las lagunas forma la red lacunar que contiene sangre materna. 

El flujo de sangre a través de la red lacunar establece la primitiva circulación uteroplacentaria.

La implantación del blastocisto se completa al final de la segunda semana. Cuando este proceso tiene lugar ocurren cambios en el embrioblasto que producen un disco embrionario bilaminar, compuesto por dos capas, epiblasto e hipoblasto

Mientras que el blastocisto se implanta en el endometrio, el sincitiotrofoblasto produce gonadotropina coriónica humana, que entra en la sangre materna. Esta hormona mantiene el endometrio y es el fundamento de los test de embarazo.




Los embarazos ectópicos se producen cuando el blastocisto se implanta fuera del útero, muy frecuentemente en la trompa uterina. Existen diferentes causas de  embarazos  ectópicos, pero  los sitios  anormales de implantación están frecuentemente relacionados con factores que retrasan o previenen el  transporte del cigoto al útero. Los abortos  espontáneos son frecuentes  durante las  dos primeras semanas debido a anomalías del blastocisto y problemas asociados con su implantación. La  tasa  de aborto espontáneo precoz se  cree  que es alrededor del  45%.


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